En un epílogo que pocos hubieran imaginado durante los 42 años en que gobernó Libia con terror y mano de hierro, Muammar Khadafy fue enterrado ayer en el desierto libio, en una tumba secreta sin nombre y luego de una ceremonia sencilla, de la que participaron familiares y varios clérigos islámicos.
Un sobrino del dictador leyó una oración antes de que el cadáver de Khadafy -junto con el de su hijo Mutassim y el de su ex ministro de Defensa Abu Bakr Yunis- fuera entregado para su sepultura, dijo Ibrahim Beitalmal, el vocero del consejo militar en la ciudad portuaria de Misurata.
Los tres cadáveres fueron conservados y expuestos al público en un frigorífico industrial de esa ciudad del Mediterráneo durante cuatro días antes de ser trasladados previo al amanecer al lugar del entierro en el desierto, que según Beitalmal "no estaba muy lejos" de la ciudad.
Como parte de la ceremonia, los cuerpos fueron lavados conforme con los cánones islámicos. El clérigo Khaled Tantoush, que fue capturado con el ex rais ; un sobrino de Khadafy, y los hijos de Abu Bakr recitaron varias plegarias antes de entregar los cadáveres para su inhumación, efectuada a las 5 de la madrugada.
Durante las oraciones por los muertos, también estuvieron dos primos de Khadafy -Mansour Dhao Ibrahim, ex líder de las temidas Guardias del Pueblo, y Ahmed Ibrahim-, que fueron capturados con el gobernante después de que su convoy fuera bombardeado el jueves por la OTAN y luego asaltado por los entonces rebeldes.
Khadafy fue capturado el jueves pasado cuando intentaba huir de su Sirte natal, donde se había escondido presuntamente desde que las fuerzas revolucionarias conquistaron Trípoli, dos meses atrás. Los líderes libios, ante los reclamos de la comunidad internacional por las dudas que persisten sobre su muerte, prometieron investigar el caso.
Durante el fin de semana, el patólogo Othman el-Zentani realizó la autopsia de los tres cadáveres y tomó muestras de ADN a fin de confirmar sus identidades. El-Zentani dijo que Khadafy murió de un disparo en la cabeza, y que el informe forense completo será publicado esta semana, después de que presente su reporte ante el procurador general.
Nueva etapa
El asesinato del hombre de 69 años, que antes había sido golpeado por una turba de rebeldes, terminó con ocho meses de guerra civil y puso fin a dos meses de incertidumbre desde que las fuerzas del Consejo Nacional de Transición (CNT) tomaran Trípoli en agosto pasado.Sin embargo, el hecho también amenaza con dejar al descubierto las rivalidades regionales y tribales que hay en Libia y que plantean el mayor desafío para consolidar la autoridad el CNT y del futuro gobierno. "Los líderes de las diferentes regiones y ciudades quieren negociar sobre todas las cosas: puestos en el gobierno, presupuestos de las ciudades, disolución de las milicias", dijo un alto funcionario del CNT en Trípoli.
Los temores del CNT sobre la posibilidad de que los hijos de Khadafy se encontraran en condiciones de montar una insurgencia disminuyeron tras la muerte de dos de los que tenían mayor poder, el comandante militar Khamis y el propio Mutassim, ex asesor de seguridad nacional.
Sin embargo, combatientes fuertemente armados del ex bastión khadafista de Bani Walid, que cayó este mes en manos de las fuerzas rebeldes, habían anunciado que planeaban mantener su lucha.
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