La secretaria de Comercio Exterior de Argentina, Beatriz Paglieri, mantendrá un encuentro con su colega brasileña, Tatiana Prazeres, para analizar los alcances del sistema de declaración anticipada, que comenzó a regir el miércoles pasado. El presidente de Uruguay, en tanto, relativizó las nuevas medidas.
Según informó el gobierno nacional en su web oficial, la reunión se realizará en la Capital Federal y allí las funcionarias evaluarán el impacto del sistema de declaración anticipada que implementó la Argentina para las operaciones de comercio exterior.
El nuevo régimen obliga a quienes deseen ingresar a Argentina bienes de consumo presentar una Declaración Jurada Anticipada de Importación, información que será analizada por diferentes organismos estatales que validarán la operación en un plazo de tres a diez días.
Al anunciar en enero pasado la puesta en marcha de este régimen, el Gobierno argumentó que, en un contexto de crisis global, su "prioridad" es mantener este año un superávit comercial del orden de los 10.000 millones de dólares mediante políticas de seguimiento de las importaciones e incentivos a la producción nacional.
Pero la medida despertó polémicas entre los socios de la Argentina en el Mercosur, el mayor bloque comercial de Sudamérica, tanto entre representantes gubernamentales como en dirigentes industriales de Brasil, Paraguay y Uruguay.
Por esta razón, el jueves pasado, el titular de la Federación de Industrias de Sao Paulo (Fiesp), Paulo Skaf, viajó a Buenos Aires para reunirse con autoridades nacionales y analizar el impacto que la medida podría tener para las exportaciones brasileñas hacia Argentina.
La Fiesp, la mayor patronal de Brasil, sostiene que la declaración anticipada de importaciones puede afectar al 74 por ciento del universo de productos que Brasil exporta hacia Argentina, que según Skaf es "un importante socio comercial y vecino", con el que "hay que buscar soluciones amigables y creativas".
El miércoles pasado, Prazeres admitió que el gobierno brasileño "sigue con preocupación el asunto" y se mantiene "en contacto permanente con el sector privado" a fin de establecer el impacto real de esas nuevas medidas.
En este contexto, el Gobierno de la presidente Cristina Kirchner insiste en la necesidad de equilibrar sus deficitarios intercambios con Brasil, su mayor socio comercial.
De acuerdo a datos del Ministerio de Industria nacional, en 2011, el déficit del país en el comercio con su vecino fue de 5.800 millones de dólares, con un crecimiento interanual de las compras a Brasil del 23 por ciento.
La cartera añade que se detectó un universo de 436 posiciones arancelarias de manufacturas de origen industrial que Brasil importa del mundo por un total de 37.000 millones de dólares, de los que sólo 6.100 millones son importados desde Argentina.
Por ello, la Argentina considera que existe un "potencial" de 31.000 millones de dólares de compras que Brasil podría hacer al país.
El nuevo régimen obliga a quienes deseen ingresar a Argentina bienes de consumo presentar una Declaración Jurada Anticipada de Importación, información que será analizada por diferentes organismos estatales que validarán la operación en un plazo de tres a diez días.
Al anunciar en enero pasado la puesta en marcha de este régimen, el Gobierno argumentó que, en un contexto de crisis global, su "prioridad" es mantener este año un superávit comercial del orden de los 10.000 millones de dólares mediante políticas de seguimiento de las importaciones e incentivos a la producción nacional.
Pero la medida despertó polémicas entre los socios de la Argentina en el Mercosur, el mayor bloque comercial de Sudamérica, tanto entre representantes gubernamentales como en dirigentes industriales de Brasil, Paraguay y Uruguay.
Por esta razón, el jueves pasado, el titular de la Federación de Industrias de Sao Paulo (Fiesp), Paulo Skaf, viajó a Buenos Aires para reunirse con autoridades nacionales y analizar el impacto que la medida podría tener para las exportaciones brasileñas hacia Argentina.
La Fiesp, la mayor patronal de Brasil, sostiene que la declaración anticipada de importaciones puede afectar al 74 por ciento del universo de productos que Brasil exporta hacia Argentina, que según Skaf es "un importante socio comercial y vecino", con el que "hay que buscar soluciones amigables y creativas".
El miércoles pasado, Prazeres admitió que el gobierno brasileño "sigue con preocupación el asunto" y se mantiene "en contacto permanente con el sector privado" a fin de establecer el impacto real de esas nuevas medidas.
En este contexto, el Gobierno de la presidente Cristina Kirchner insiste en la necesidad de equilibrar sus deficitarios intercambios con Brasil, su mayor socio comercial.
De acuerdo a datos del Ministerio de Industria nacional, en 2011, el déficit del país en el comercio con su vecino fue de 5.800 millones de dólares, con un crecimiento interanual de las compras a Brasil del 23 por ciento.
La cartera añade que se detectó un universo de 436 posiciones arancelarias de manufacturas de origen industrial que Brasil importa del mundo por un total de 37.000 millones de dólares, de los que sólo 6.100 millones son importados desde Argentina.
Por ello, la Argentina considera que existe un "potencial" de 31.000 millones de dólares de compras que Brasil podría hacer al país.
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