La ministra de Seguridad se diferenció de las críticas del vice. “Por el doctor Rafecas tengo mucho respeto”, dijo Garré. Así, se sumó a asociaciones de jueces, abogados y opositores que habían salido en respaldo del magistrado de la causa
Un día después de haber sido blanco de duras acusaciones por parte del vicepresidente Amado Boudou, a quien investiga por el caso Ciccone, el juez federal Daniel Rafecas siguió cosechando el respaldo de sectores políticos de la oposición y de distintas asociaciones del poder judicial. Pero el apoyo más llamativo le llegó al magistrado desde un integrante del Gabinete, la ministra de Seguridad Nilda Garré
“Por el doctor Rafecas tengo mucho respeto . Me tocó trabajar en algunas causas, la primera en mi gestión como ministra de Seguridad que fue la (toma) del club Alvariño, que la verdad tuvo un desempeño impecable”, sostuvo Garré, al encabezar un operativo de secuestro de 280 kilos de cocaína. Garré concedió en cambio que “evidentemente el vicepresidente está denunciando algunas cosas que existen que son mediatizadas exageradamente”.
La estima de Garré hacia el juez no sorprendió a quienes saben que Rafecas pudo haber sido el secretario de Seguridad de este Gobierno . En diciembre de 2010, después de producirse tres muertes en la represión de la toma del Parque Indoamericano, Cristina Kirchner le quitó al entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el manejo que ejercía desde hacía años de la Policía Federal y de las restantes fuerzas de seguridad. Creó el Ministerio de Seguridad, y puso al frente a Garré, hasta ese momento ministra de Defensa
Cuando Garré armó su equipo, le ofreció a Rafecas que la secundara, para lo que habría tenido luz verde de la Presidenta. El juez se entusiasmó mucho al principio, y barajó la posibilidad de pedir licencia en su juzgado . Pero al final declinó el ofrecimiento y propuso para ese lugar a la fiscal Cristina Caamaño (que había investigado el asesinato del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, por una patota de la Unión Ferroviaria).
En su monólogo del jueves en el Senado, en el que no admitió preguntas de la prensa ni aclaró ninguna de las muchas dudas sobre el caso que lo involucra, Boudou denunció un “brutal ataque” mediático-judicial y acusó al juzgado de Rafecas de ser “una agencia de noticias”, irritado por la cobertura del allanamiento a su propiedad de Puerto Madero. Además de atacar a Clarín y otros medios y hablar de “las mafias y sus esbirros” que “llegan al poder judicial”.
Hace poco Rafecas presentó su libro “Historia de la solución final”, sobre el Holocausto. Lo hizo junto al ministro de Educación, Alberto Sileoni, y el juez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni. Rafecas fue el orador invitado al acto por el último aniversario de la voladura de la AMIA, en julio pasado; la Presidenta y sus ministros lo escucharon bajo la lluvia en la calle Pasteur. El respaldo de Garré se conoce mientras otros sectores K quieren recusar o denunciar a Rafecas ante el Consejo de la Magistratura , una estrategia para que este magistrado que ha mostrado autonomía de la Casa Rosada se aleje de la causa.
Boudou también tuvo apoyos en fila de legisladores y segundas líneas. Pero los ministros se mantuvieron en silencio, con la excepción de una frase del jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. Ahora hay expectativa por el regreso de Cristina desde El Calafate, el lunes. La Presidenta pasó la lluviosa jornada de ayer en su residencia en esa villa turística, donde analizó el dilema que plantea la situación de su vice.
Otra defensa llegó desde la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que destacó la “actitud moral y ética” del juez. “Demostró capacidad y firmeza en la investigación de crímenes de lesa humanidad”, dijo la CPM en una nota firmada por el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, el ex fiscal Hugo Cañón, el obispo Aldo Etchegoyen, el rabino Daniel Goldman y los escritores Tito Cossa y Mempo Giardinelli, entre otros.
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