jueves, 26 de julio de 2012

Deportes: Orgullo argentino

Luciana Aymar tomó la posta de Manu Ginóbili como abanderada de la delegación nacional; una charla emocionante de Pekín 2008 a Londres 2012. Por Juan Manuel Trenado y Gastón Saiz.
Sus cuerpos contienen el mismo ADN, señal de que el espíritu olímpico fluye en sus venas. Cuando se miran, enseguida sintonizan la misma frecuencia. No hay demasiado protocolo para dos embajadores como Emanuel Ginóbili y Luciana Aymar, símbolos de esta incursión argentina en Londres 2012. "Hola Lucha, ¿cómo andás?", "Manuuu, ¿qué hacés?", se saludan en un salón del hotel Panamericano, lugar de encuentro con LA NACION. El basquetbolista campeón olímpico en Atenas 2004 ya estaba en el hotel como parte integrante de la concentración del seleccionado. La capitana de las Leonas llegó apenas unos minutos después de la hora prefijada. Aquel mediodía, las dos máximas figuras de la delegación nacional se unieron para cristalizar una suerte de cambio de guardia: Manu había sido el abanderado elegido por los jefes de equipo en Pekín 2008; ahora, fue Luciana la bendecida para portar mañana la insignia celeste y blanca, en la ceremonia que inaugurará los Juegos Olímpicos de Londres.
Ginóbili prácticamente no conoce la capital inglesa; sólo jugó un partido allí por la Euroliga, en tiempos de Kinder Bologna, ante un equipo británico. Aymar no participó en Londres del reciente cuadrangular de las Leonas, pero sí se consagró en Inglaterra en 2010 al ganar en Nottingham el Champions Trophy. Mientras los recuerdos fueron surgiendo, llegó el momento de vestirse con la indumentaria oficial para las fotos, como si salieran a la cancha. Y ahí, el clásico juego de las diferencias de género. "Mirá, yo tardé 8 segundos en cambiarme ¿y ella? ¿Cómo son las mujeres, eh?", bromeó Manu.
Al rato, desde uno de los toilettes apareció impecable la Leona, luciendo la camiseta a bastones, pollera negra y zapatillas doradas. "Ya estamos, ya estamos", prometió con una sonrisa. La cámara entonces los apuntó en un plano de cuerpo entero, ya unidos por la bandera argentina y en un imaginario pase de mando. El fotógrafo les pidió que se miraran a los ojos y allí estallaron las risas. Sin perder el buen humor, Manu buscó ponerse ceremonioso, clavó los ojos en su sucesora y le dijo: "Lucha, yo te hago entrega de la bandera". Y después de los flashes comenzó un ida y vuelta con estos dos astros de 34 años (ella le lleva apenas 13 días), que juntos acumulan nada menos que cinco medallas olímpicas y que encienden la ilusión con sólo ver sus primeros movimientos en cualquier partido.
-Manu, ¿cómo la ves a Luciana como abanderada? -Creo que no había muchas dudas acerca de su designación para Londres 2012. Si un atleta participó en tres Juegos Olímpicos, ganó tres medallas, fue campeona mundial y además salió siete veces nominada mejor jugadora del mundo en su disciplina, los méritos están todos ahí. No es que a los deportistas nos agarró por sorpresa la votación en el COA. El hecho de ser la cara de una delegación y de todo un país en un momento tan importante es tan significativo como valioso. Así que no dudé en felicitarla por Twitter esa misma tarde de su nombramiento, lógicamente.
-Lucha, ¿tomaste nota de la manera en que Manu llevó la bandera en Pekín 2008? -Sí, obvio. Y me sentí muy bien representada por él. Las Leonas estábamos justo detrás suyo durante el desfile y lo volvimos loco para sacarnos una foto, ja, ja. Pero todo el mundo le pedía ¿eh? Incluso deportistas extranjeros que estaban a su alrededor. Me gustó mucho la manera en que arengaba a nuestra delegación y cómo cantaba las canciones al igual que el resto.
-¿En ese momento creías que vos podías ser la próxima abanderada olímpica? -No, porque no sabía si iba a continuar en el seleccionado. Incluso, después del Mundial 2010 en Rosario dije que no sabía qué haría de mi vida. Finalmente hice bien en seguir, porque hoy me toca participar en mis cuartos Juegos Olímpicos y tendré el honor de llevar la bandera, que me llena de orgullo.
-¿Pudiste cumplir sin problemas con tu "guión" en aquella ceremonia de 2008, Manu?
-Sí, bastante bien, no era muy difícil: tenía que seguir a la chica que tenía el cartel de Argentina y mantener la distancia de cinco metros. Unos meses antes de la ceremonia no entendía qué pasaba, realmente no me significó tanto la confirmación como abanderado. No alcanzaba a dimensionar lo que estaba por suceder. Pero cuando me entregaron la bandera y sentí el respeto de los demás atletas, la emoción, la camaradería y la adrenalina que había en ese túnel del estadio antes de salir ante todo el público, para mí terminó siendo impresionante haber encabezado aquella procesión.
-¿Te volviste un fan del olimpismo?
-No sé si un fan o un consumidor -No sé si un fan o un consumidor de los Juegos. Pero en mi papel de participante sí, totalmente. Hasta ahora las dos experiencias en Grecia y China fueron increíbles y no tengo muchas dudas de que la tercera en Inglaterra será similar. Es una enseñanza constante de distintos tipos de personas, de compartir el comedor con deportistas realmente amateurs, hacer sociales y entender otras disciplinas. También es muy lindo superar la frontera de ser un equipo de doce jugadores a un conjunto de doscientos, o los que seamos en el total de la delegación.
-¿Habían sido abanderados de chicos en el colegio?
-Ginóbili: yo en el jardín de infantes, ¿pero qué mérito podés hacer a esa edad? No recordaba haber sido abanderado, sólo lo sé porque tengo una foto en el álbum de mi vieja en la que estoy con la bandera. Calculo que en la primaria alguna vez también lo fui. Pero en la secundaria, que era por promedio, no. Era un buen Leonas en acción. En cambio, en Pekín sí compartimos el lobby, porque era un edificio entero y estaba toda la delegación ahí, entonces nos cruzábamos más. -Aymar: sí, ya en 2008 yo tenía más relación con él, porque convivimos en la Villa de manera natural y en ese lobby se hacían charlas y tomábamos mate entre todos. Con Manu intercambiamos camisetas, la de él me llega hasta las rodillas y me saqué una foto de recuerdo.
-¿Cómo ven a sus seleccionados en Londres 2012?
-Ginóbili: nunca afrontamos un campeonato en el que sea tan difícil clasificarnos. En principio hay cinco equipos aspirantes a los cuatro lugares y uno muy bueno quedará afuera. Esperemos no ser nosotros. No recuerdo haber visto un grupo tan parejo, tan complicado. Dejando de lado que Estados Unidos es el favorito y es N° 1, cualquiera puede estar del 2 al 5. Cada partido será fundamental para pasar el grupo, que es el primer gran objetivo.
-Aymar: mucha gente dice: "Ya está, las Leonas medalla de oro". Con el básquet sucede lo mismo. Pero realmente son muy difíciles los Juegos Olímpicos. Entonces hay que jugar cada partido como si fuese el último de nuestras vidas, por más que el rival sea inferior.

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